martes, 29 de septiembre de 2009

Más difusión

http://www.cainonline.com.ar/ver_noticia.php?id_noticia=1359

http://74.125.113.132/search?q=cache:2mjzd5bGXdUJ:www.socilamerica.com.ar/seccion_noticias.php%3Fid%3D10915%26tipo%3Ddetalle+%22jonathan+lezcano%22&cd=16&hl=es&ct=clnk&gl=ar

http://www.notife.com/noticias/noticia_imprimible.php?id=980848&orig=

http://www.diarionep.com.ar/detnoticias.php?cod=1477

http://nocontesta.wordpress.com/2009/09/27/villa-20-la-historia-repetida/

Más en la prensa

http://elmartillojudicial.com.ar/2009/09/28/aparecieron-asesinados-los-delincuentes-jonathan-lezcano-y-ezequiel-blanco/
http://www.argenpress.info/2009/09/la-libretita-de-jonathan.html
http://fenix951.com.ar.webten.alsolnet.com/sitio/noticias.asp?id=42409

En españa:
http://www.glayiu.org/?accion=ver&tipo=noticia&id=9922

Sin embargo en:
http://elmartillojudicial.com.ar/2009/09/28/aparecieron-asesinados-los-delincuentes-jonathan-lezcano-y-ezequiel-blanco/
Ponen la información publicada por nosotros y sin embargo seguramente sin darse cuenta titulan "los delincuentes".

Dos muertes con la marca de un maldito policía en Villa Lugano










































































Publicado en la revista Veintitres de esta semana


La sombra del Percha

Baleado. Lezcano murio de dos disparos en la cabeza.
24-09-2009 / Según la policía, Jonathan y Ezequiel murieron en un enfrentamiento. Pero las amenazas y los antecedentes de la Comisaría 52 recuerdan las prácticas siniestras del tristemente célebre “Percha” Solares, hoy en libertad. Por primera vez habla un joven que fue víctima de sus aprietes.
Por Lucas Cremades y Tomás Eliaschev

Mi vida no vale nada. Prefiero que me peguen un tiro en la frente antes de que alguno de los porongas de la Comisaría 52 de Lugano me arme una causa y me metan en cana.” El que habla a cara tapada, a metros de la Villa 20 de Lugano, es Pablo. A los 16 años conoció al célebre sargento Rubén Solares, alias “Percha”, de la temible brigada de la 52, que lo obligó –mediante palizas, amenazas y persecuciones–, como a tantos otros, a trabajar de delincuente las veinticuatro horas del día, sin más opciones que el silencio y la obediencia. En caso contrario, la cárcel o la muerte eran las únicas alternativas.

Jonathan “Kiki” Lezcano y Ezequiel Blanco tenían 17 y 25 años. Vivían en la misma villa 20 y estaban desaparecidos desde el 8 de julio pasado. Después de sesenta días de angustia para los familiares, el martes 15 de septiembre, los jóvenes aparecieron muertos de dos disparos cada uno, en el cuello de Jonathan, y en la frente y la nuca Ezequiel: una circunstancia difícil de imaginar para un enfrentamiento. El dato fue revelado por Manuel Lezcano, el padre de Jonathan.

El mismo día que el Juzgado Criminal de Instrucción Nº 30 (en la investigación intervino la Fiscalía Nº 44) recibió la denuncia de los familiares por los chicos desaparecidos, al Juzgado 49 entró una causa de dos NN de esas edades, por robo de automotor con ambas: pasaron dos meses en los que la Justicia no hizo el más elemental cruce de datos para identificar a Jonathan y Ezequiel. Los familiares de los jóvenes se enteraron de la tremenda noticia por un telegrama policial. Pero no fue la primera vez que la madre de Jonathan se topó con la inoperancia de la Justicia: Jonathan era adicto al paco y su familia había pedido la intervención de dos juzgados civiles de protección de adictos, que nunca atendieron el reclamo.

Hasta ahora, lo que se sabe de las dos muertes es que un oficial de la Comisaría 12 de Caballito, Daniel Veiga, les disparó el mismo 8 de julio, en Pasaje El Zonda y Castañares, Parque Chacabuco. Según la versión policial, Veiga habría actuado en legítima defensa al interceptar a los chicos que, armados, intentaban robar una camioneta.

Para el abogado de las víctimas, Juan Manuel Combi, faltan respuestas: “Primero quiero saber qué fue lo que hicieron el juzgado de instrucción 30 y la fiscalía 44. Parece que porque son negros y pobres no se toman el trabajo ni de averiguar si hay una causa de desaparecidos dando vuelta en otro juzgado. Como se trata de barrios humildes, los meten en la bolsa y los entierran. También quiero saber si hubo realmente un enfrentamiento, si los mataron en legítima defensa o fue lo que ocurre muchas veces con estos pibes, que los terminaron fusilando. En el derecho penal, cuando hay un tiro en la cabeza, es para sospechar. Los policías supuestamente están para disuadir”, dice Combi.

La mamá de Jonathan, Angélica, cree que los culpables de la muerte de su hijo están en la comisaría 52. La leyenda del Percha, apodo que se ganó por dejar una percha en sus ejecuciones parapoliciales, es parte del álbum familiar. El 2 de febrero del 2000, su primo, Gabriel Omar “Pipi” Álvarez, también de la villa 20, se topó con el Percha a bordo de un auto que había robado. Pipi le rogó que sólo lo detuviera. Que no lo matara porque tenía una hija de dos años. Pero testigos del hecho contaron en la causa que el policía lo hizo arrodillar y le disparó en un hombro. Acto seguido, disparó en el otro hombro, luego en el pecho, e hizo un último disparo en la cabeza, dibujando una cruz con los balazos. Mientras disparaba, a los testigos les decía: “Así van a quedar si abren la boca”. Según las declaraciones, el Percha tomó fotos del cuerpo y las llevó a los domicilios de los testigos como advertencia para que no hablaran.

El policía fue sobreseído y la causa archivada a los tres días, sin dar tiempo a los familiares de presentarse como querellantes. Jonathan , que conocía la historia de su primo, habría tomado contacto con el “Indio”, un policía de la comisaría 52 que por sus prácticas ilícitas se perfilaría en Lugano como un aprendiz del Percha.

“Mi hijo y Ezequiel habían sido amenazados el día antes de desaparecer, el 7, por el Indio de la brigada de la 52. Les sacó fotos. Y le dijo a Kiki: ‘Una vez sí, pero dos veces no te salvo. Yo voy a ser tu sombra’. Al otro día los chicos subieron a un remise que los dejó a tres cuadras del Hospital Piñero y desaparecieron.”

Angélica tiene motivos para sospechar de una conexión entre el Indio, que según fuentes de la investigación se llamaría Mario Chávez, y Veiga, el autor de los disparos.

“Seis meses atrás, el Indio vino a la puerta de mi casa y nos dijo a mí y a mi hermana, en persona: ‘Tengan cuidado porque al Kiki le va a pasar algo malo. Si no soy yo va a ser otro; si no es la comisaría, son los de abajo’”, recuerda Angélica durante el entierro, y se quiebra: “Hoy mi hijo no puede hablar. No tiene voz. Me lo enterraron”.

A pocas cuadras de la casa de Jonathan, Pablo transpira. Mira a su alrededor temiendo que alguien lo escuche o lo vea hablando con Veintitrés. Se cambia de ropa, por más que en las fotos no se vea su rostro. Y se hace eco de un saber popular, que aprendió luego de haber sufrido en carne propia al Percha: “Cuando los policías tienen apodos, por algo es. Acá, en la 52, es costumbre. Son matones vestidos de civil que operan en toda la zona de Lugano. Los pueden cambiar de jurisdicciones, pero el estigma del apodo que usan los convierte en una sombra de día y de noche. Si alguna vez trabajaste para ellos, ellos siempre están detrás tuyo. El Percha estuvo imputado por encubrimiento agravado y participó en varias ejecuciones de pibes de la villa. Estaba orgulloso de eso. Todavía se da el gusto de aparecer por la feria de la villa: lo vieron el sábado pasado. La gente le tiene terror. Ahora hablan de un tal Indio. Dicen que usa los mismos métodos que usaba el Percha”.

La abogada María del Carmen Verdú, de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), afirma que “la escuela del Percha Solares se va reproduciendo. Él estuvo procesado por los asesinatos de Marcelo Acosta y Daniel Barboza en el 2002. Ambos chicos se encontraban en la calle cuando pasó un auto de la brigada 52, no identificable, con vidrios polarizados. Primero fusiló a Daniel con un disparo en el ojo. Luego le pegó un tiro en la nuca a Marcelo. El Percha pasó un tiempo detenido y salió en libertad. Es importante destacar que él no estaba acusado como autor material de los homicidios, sino que un ex policía exonerado de la fuerza, de apellido Medina, cumplía la función de hacerse cargo de las ejecuciones que cometía el Percha. Cinco testigos que participaron en la causa dijeron que había sido el Percha, pero Medina se adjudicó el hecho, alegando que había actuado en defensa personal porque lo habían querido asaltar. Obviamente, esa fue la versión judicial que caminó”, concluye Verdú.

El Percha también fue absuelto por encubrimiento agravado en la muerte de Lucas Roldán, el 6 de marzo del 2003, pero la decisión fue apelada y el próximo 7 de octubre la sala tercera de la Cámara de Casación Penal debe decidir si Solares sigue gozando de su libertad.

Los casos delictivos del accionar policial que denuncian los habitantes de la villa 20 de Lugano dejan en evidencia una práctica sistemática de cooptación de jóvenes en situación de riesgo, que son utilizados en robos y tráfico de drogas. Los que hacen su trabajo y no delatan, viven. Los que hablan o se vuelven adictos al paco, son eliminados o encarcelados mediante causas armadas. A pesar de las denuncias, el Percha y sus herederos siguen patrullando las calles del barrio.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Más en los medios

http://www.dariovive.org/?p=207

http://www.argenpress.info/2009/09/un-final-anunciado.html

Transcribimos de la agencia Pelota de Trapo

La libretita de Jonathan
Escrito por Claudia Cesaroni
Jueves, 24 de Septiembre de 2009 00:00
(APe).- La historia de las Madres de Plaza de Mayo es la de mujeres que recorrían comisarías, juzgados, fiscalías, despachos oficiales. En todos y cada uno de esos sitios preguntaban por sus hijos e hijas. Solo las mantenía firmes la desesperación, porque desde hacía un día, dos meses o tres años que no sabían nada sobre ellos.

Las respuestas en cada una de esas oficinas era el silencio, las promesas falsas, en ocasiones el pedido de dinero para prolongar más la agonía vestida de esperanza. A veces se les respondía señora, su hijo se quiso fugar; señora, su hijo era un delincuente subversivo que estaba por poner una bomba; señora, no hubo otra alternativa; señora, no la busque más, y a su nieto tampoco.

Esas mujeres, se sabe, siguieron buscando, y anotaron con paciencia minuciosa cada uno de sus pasos, construyendo la historia que luego leeríamos.

Muchos años después, una madre exhibe una libretita prolija, a la que llama la libretita de Jonathan. Allí, con trazo cuidadoso, anota nombres, teléfonos y direcciones. Por ejemplo, los de la jueza del Juzgado Nacional de Menores Nº 5 y sus empleadas. Sobre todo ésa que le preguntaba, cuando ella pedía una solución para su hijo, porque temía perderlo sumido en la noche del paco o por una bala policial: Pero señora, usted no entiende lo que le digo? Usted tiene obra social, el Estado no puede gastar plata en su hijo!

Jonathan, de sobrenombre Kiki, era difícil como todo adolescente de 17 años, y más todavía porque consumía drogas en exceso, había abandonado el colegio, necesitaba la ayuda que su familia buscó una y otra vez.

En la libreta están anotados los nombres de los empleados y empleadas de la Obra Social de la Ciudad de Buenos Aires (ObSBA). Solo le proponían cubrir una parte de los 3000 pesos mensuales que cuesta un tratamiento. La otra parte era imposible pagarla para una familia humilde con siete hijos. Entonces, lo mandaron a una clínica neuropsiquiátrica, confundiendo consumo adolescente con locura. Allí la madre lo iba a ver todos los martes y jueves, en uno de sus peregrinajes más dolorosos, para encontrarlo babeando, pidiéndole por favor que lo saque de ese lugar, donde estaba aislado y solo. El mismo diagnóstico hizo un psiquiatra piadoso, y después de un mes finalmente pudo volver a su casa.

Cuando el Estado Social no está, aparece el Estado Penal. En el caso de Jonathan Ezequiel Lezcano, el Kiki, a través de la policía federal. En el mes de marzo, el oficial de la Comisaría 52 Mario Ramón Chávez, al que apodan el Indio, golpeó la puerta de los Lezcano, pidió por su madre, y le dijo que lo cuidara, que sería una pena que le pase algo. Poco después, en abril, otros policías de la misma dependencia lo detuvieron y lo golpearon hasta hacerlo sangrar, porque lo vieron en actitud sospechosa en una esquina de su barrio de Lugano. Su madre llevó las fotos al juzgado de menores 5, donde aparentemente nadie entendió que esas fotos obligaban a hacer una denuncia. Los golpes a los jóvenes, propinados por la policía, parecen parte de una costumbre que ése y otros juzgados no pueden, no saben o no quieren combatir.

El 7 de julio, mientras conversaba con su primo Sergio (19) y su amigo Ezequiel Blanco (25) en un pasillo del barrio, se acercaron dos policías. Uno le dijo “Una vez sí, pero dos no, Kiki. Voy a ser tu sombra”, y el otro le sacó una foto con su celular. Un día después, Jonathan Lezcano y Ezequiel Blanco se tomaron un remise, prometieron volver en una hora, y desaparecieron.

La mamá de Kiki llenó su libretita con los nombres y las direcciones que recorrió durante dos meses: juzgados, fiscalías, comisarías, organismos públicos. Imprimió fotos, hizo carteles, fue a Missing Children. La foto de Kiki, sonriente, apareció en programas de televisión y diarios. Mientras todo esto sucedía, Jonathan Ezequiel Lezcano y Ezequiel Blanco estaban muertos. Los había matado un policía federal el mismo 8 de julio en el que Jonathan se despidió de su mamá diciéndole “me voy a ver a mi chica”.

El hecho fue caratulado como “Robo de automotor” -carátula judicial que describe qué es lo importante: el supuesto intento de robar un auto, no la muerte de dos jóvenes-, en el Juzgado de Instrucción Nro. 49 a cargo de Facundo Cubas. Rápidamente, el juez resolvió liberar al policía que supuestamente se defendió del intento de robo matando con dos balazos a Ezequiel y con un balazo a Jonathan.

Mientras María Angélica Urquiza, la mamá de Jonathan, llenaba su libreta y gastaba lágrimas y súplicas en oficinas inclementes, el cuerpo de su hijo se enfriaba en la morgue. Luego lo enterraron como NN. En la ciudad de Buenos Aires, con su foto publicada en la página de Missing Children, la denuncia de la desaparición realizada, sus datos registrados en el Registro Nacional de Niños y Adolescentes desaparecidos, el juez Cubas ordenó que entierren a ese chico como un NN.

Finalmente, el 14 de setiembre, y cuando la mamá de Jonathan fue a preguntar qué novedades había en la Fiscalía 44, donde había denunciado el hostigamiento de los policías de la Comisaría 52, le dijeron que su hijo estaba fallecido, y la mandaron al Juzgado de Instrucción 49. De allí, a la Morgue, donde un empleado les dijo “No, no, a éste ya lo enterramos el viernes como NN, el otro está a punto de salir”.

Desaparecido, muerto, enterrado como NN. La mamá de Jonathan anota, y pregunta por qué no lo detuvieron, si había cometido un delito. Por qué, una vez muerto, no la dejaron velarlo. Habrá que volver a leer la historia como presente, para intentar responder esas preguntas desesperadas.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Los medios y la impunidad

En el boletín informativo de CORREPI (coordinadora contra la represión policial e institucional) número 531 de este mes titula GATILLO FÁCIL BAJO LA MÁSCARA DE "VENGADORA ANÓNIMA”
Y nos cuenta que:
“En la tarea de recopilar datos para el Archivo de Casos de personas asesinadas por el estado por torturas o fusilamientos de las fuerzas de seguridad CORREPI realiza una exhaustiva búsqueda que tiene como una de sus fuentes, las noticias de los medios gráficos y digitales de todo el país. Los medios prefieren, como fuente directa, a la policía, los mismos victimarios, por lo que, si no media la lucha inmediata de los familiares de las víctimas, la verdad muchas veces desaparece bajo mentirosos titulares sobre la “inseguridad””
Este año el diario Crónica publico una noticia con el título "Vengadora eliminó a ladrón". Donde la llamada "vengadora anónima", había logrado "abatir a un hampón de 14 años". Luego, "la valiente mujer, escapó".
Más allá de una situación por demás violenta, a través de esa redacción resultaba imposible inferir lo que realmente sucedió.
Lo que realmente pasó fue que Lucas, con sus primos y un amigo a un par de cuadras de su casa recibieron una descarga de más de diez balas de parte de Noemí Mioniz, policía federal de 23 años que luego de herir en la mano a uno y herir de muerte a Lucas con tres impactos en el cuerpo, guardó su arma reglamentaria, que denunció que le había sido sustraída en un asalto a los pocos días, y subió al colectivo a prestar servicio a la división ingeniería vial y forense.
Ni vengadora, ni anónima, ni hampón. Un caso de gatillo fácil de parte de una integrante de las fuerzas de seguridad formada en "democracia" para disparar su arma reglamentaria contra los pibes pobres.
Después de resumir el caso, CORREPI sostiene que: “Además de quitarle la vida y destruir familias, los mismos victimarios se encargan de quitarles su identidad. Sólo tenemos el camino de la organización y la lucha de quienes padecemos la represión para combatirla”

Desde Basta de impunidad represiva después de leer como al día siguiente de la denuncia de la familia de la aparición sin vida de los pibes (baleados por un policía), el diario la prensa publica la versión de las “fuentes policiales” y titulan: “Hallan sin vida a dos maleantes que desaparecieron hace dos meses” nos encontramos con algo parecido.

La nota por si misma encubre, deja varios interrogantes y demuestra que no chequean la información y publican solo las fuentes policiales:
¿Por qué dicen que fue en Lugano y ponen una dirección de Parque Chacabuco? ¿Por qué es noticia después de la denuncia de los familiares y no el mismo 8 de julio? ¿como es que "desaparecieron hace dos meses" si "murieron en el acto"?
¿Cómo puede ser que el policía se identifique, de la voz de alto pero como seguía sintiéndose amenazado les pega dos tiros a un pibe y otro al otro? ¿cómo es que un policía dispare a matar? ¿si los dos pibes estaban armados como es que el policía tubo tiempo para matar a los dos?¿Por qué no dice que los disparos fueron en la cabeza? ¿Cómo pueden hablar de legítima defensa?
¿Cómo puede ser que el juez de instrucción porteño Facundo Cubas no logre identificar los cuerpos porque no llevaban documentos? ¿no se pueden identificar de otra manera? ¿justo lo identifican cuando empezamos a hacer público el caso? ¿y así y todo lo entierran como NN?

O el caso de canal 9 que mientras la mamá está denunciando a la policía, en el informe ponen: “dos menores mueren por sobredosis”, “habla la mamá del chico que murió por el paco” “un pibe murió victima del paco y de la delincuencia” “su vida se apagó a los 17 años” y en ningún momento dicen que un policía los mató, ni siquiera diciendo que fue en defensa propia.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Aparecieron Jonathan y Ezequiel: Los mato la policía.


Desde el miércoles 8 de julio Jonathan y Ezequiel estaban desaparecidos.
A partir de:
- la denuncia en Missing Children,
- de la denuncia en la Defensoría del Pueblo contra la comisaría N° 52,
- de la pegatina con sus caras en el barrio,
- del corte en la Avenida Cruz y
- de la difusión a través de mails y
- de la difusión a través de los medios;

Este lunes 14 de septiembre finalmente se tuvo conocimiento de que Jonathan y Ezequiel fueron asesinados el mismo 8 de julio con un tiro en la cabeza cada uno, ejecutados por la policía.

A pesar de que estaban identificados durante dos meses y medio ninguna de las familias fue notificada de la muerte de los chicos y solo se enteraron en el momento en que acudieron a la Fiscalía para realizar las averiguaciones.

Es más, Jonathan había sido enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita desde la semana pasada.

Hoy jueves, será exhumado el cuerpo de Jonathan y velado en el barrio.

Familiares, amigxs y vecinxs dejamos de buscarlos y de pedir la aparición con vida de
Jonathan “Kiki” Lezcano y Ezequiel Blanco para
demandar justicia y decir bien fuerte:
¡Basta de impunidad represiva!

Imágenes en lucha www.imagenesenlucha.com.ar
Olla popular de Gallardo y Corrientes laollapopular.blogspot.com

Contacto: bastadeimpunidadrepresiva@gmail.com http://bastadeimpunidadrepresiva.blogspot.com/

Difusión del caso

Gracias a la difusión logramos que se conozca el caso de Ezequiel y Jonathan.Los siguientes link son los distintos grupos y medios que publicaron la nota. - http://laollapopular.blogspot.com/2009/09/los-estamos-buscando.html- http://www.imagenesenlucha.com.ar/index.php/Actualidad/Los-estamos-buscando- http://prensadelpueblo.blogspot.com/2009/09/dos-pibes-mas-desaparecidos-en.html- http://anred.org/article.php3?id_article=3144- http://argentina.indymedia.org/news/2009/09/691471.php- http://www.prensadefrente.org/pdfb2/index.php/anuncios/2009/09/14/lugano_dos_chicos_mas_desaparecidos_lueg- http://comunicacionpopular.com.ar/2009/09/12/dos-pibes-mas-desaparecidos-en-democracia/- http://criticadigital.com.ar/index.php?secc=nota&nid=29485- http://www.agenciawalsh.org/aw/index.php?option=com_content&view=article&id=3466:principal-sospechoso-la-policia&catid=37:gf&Itemid=63

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Los estamos buscando


El miércoles 8 de julio, Jonathan “Kiki” Lezcano de 17 años y Ezequiel Blanco de 25 años, salieron a las 7 de la tarde de su barrio, Lugano, en un remis. El remisero, que fue la última persona que los vio, le comentó al padre de Jonathan que los había dejado a tres cuadras del Hospital Piñero y que estaban bien, además que lo volverían a llamar en una hora para que fuera a buscarlos, pero nunca recibió esta llamada.
Desde este día Jonathan y Ezequiel están desaparecidos.
Todo indicaría que en la desaparición está vinculada la Comisaría N º 52, ubicada en Cafayate y Francisco Fernández de la Cruz.
El día anterior, martes 7, un policía de la brigada perteneciente a ese destacamento, amenaza a Kiki frente a su primo diciéndole que una vez lo salvó pero que dos veces no, que iba a ser su sombra. Mientras tanto, un efectivo uniformado le sacaba una foto.
Aproximadamente seis meses antes, un policía apodado “El Indio” fue a la casa de Jonathan para advertirle a Angélica, la mamá, que su hijo corría peligro: “Cuidémoslos, les puede pasar algo, están bardeando mucho”, le habría dicho, en referencia a Jonathan y A su primo.
Otro indicio de que la comisaría estaría implicada en el caso es la aparición, un tiempo antes, de un auto “trucho” (autos secuestrados o pertenecientes a la brigada, que no tienen ningún tipo de identificación) frente a la casa del joven como señuelo o “queso”. Esta parece ser una práctica común de la brigada; los familiares nos cuentan que otro de los primos de Jonathan, Gabriel Omar “Titi” Alvarez, fue fusilado por el policía “El Percha”, frente a varios testigos, tras intentar robar uno de estos señuelos, pese a que se encontraba completamente desarmado; luego le “plantaron” droga y armas. Este caso era utilizado por “El Percha” para amenazar a otros pibes del barrio.
Al otro día de la desaparición la familia hizo la denuncia y comenzó con la búsqueda de Jonathan.
Angélica recorrió las distintas comisarías sin encontrar ningún tipo de respuestas. Junto con la hermana de Ezequiel comenzaron a pegar afiches con sus caras por el barrio y al cumplirse 1 mes de las desapariciones, organizaron junto con los vecinos un corte en la Av. F. Cruz para intentar visibilizar los casos. En este corte se acercaron dos periodistas del diario barrial para cubrir la noticia, pero antes de hablar con la mamá de Jonathan, unos policías los interceptaron y estos se retiraron del lugar sin hacer la nota.
Ante el reclamo de justicia, los familiares comenzaron a recibir constantes amenazas, a pesar de esto se concurrió a la Defensoría del Pueblo para hacer la denuncia contra la Comisaría N ° 52.
Por los últimos comentarios que circulan en el barrio, se sabe que:
- un efectivo de la brigada tenía marcado a 4 pibes, dos “morochitos”; a Chapai y a Kiki
- que de uno de ellos ya se había encargado y que para hacerlo se tuvo que “cargar” a otro y
- que los habrían tirado en un descampado por Ezeiza.

El caso de Jonathan ya esta denunciado en Missing Children a diferencia del caso de Ezequiel que no lo esta por ser mayor de edad.
Familiares, amigxs y vecinxs de Ezequiel y de Jonathan “Kiki” seguimos buscando y pidiendo la aparición con vida de los pibes!

Para más información:
www.popularonline.com.ar/nota.php?Nota=402059 / www.pilar.com.ar/29/capital/654p.htm / www.missingchildren.org.ar/chicos/654.htm / www.jus.gov.ar/ministerio/menores/Buscado029.htm
www.audiovideotecaba.gov.ar/areas/com_social/busqueda_personas/index.php?offset=20&menu_id=23387


Imágenes en lucha - Olla popular de Gallardo y Corrientes
www.imagenesenlucha.com.ar
/ laollapopular.blogspot.com

Para colaborar en la difusión de estos dos nuevos casos de desaparecidos en democracia podés bajar la imágen pinchando aquí